“¿Qué carrera voy a estudiar? ¿Qué quiero ser de mayor?”. Son algunas de las preguntas que todo estudiante se hace a lo largo de su vida durante el colegio, pero cuando más se las plantea es sobre todo en su último año de Bachillerato, cuando muchos de ellos están a las puertas de la universidad. Dar respuesta a algo tan complejo se convierte en una decisión difícil, y no todos aciertan. Muchos se tropiezan al comenzar su nueva carrera para después, con el tiempo, darse cuenta de que lo suyo era ser comunicadores: rectificar es de sabios y, por suerte, se ‘convirtieron’ a tiempo. Estas son algunas de sus historias.
Marta, de médico a periodista. Fotos: I.Z.
“Mamá, no quiero ser médico”. Esas fueron las palabras que Marta Vidán, estudiante de 3º de Periodismo, le dijo a su madre cuando supo que quería dejar Medicina en 2009. Dos fueron las razones por las que no quiso convertirse en la doctora Vidán: “Por una parte, estaba el agobio. Me acuerdo de gente que a finales del segundo semestre se echó a llorar en clase. La facultad de Medicina de esta universidad tiene mucha fama y se entiende que te exijan mucho, pero desde el punto de vista psicológico supone mucha presión”. Marta recuerda cómo algún profesor les solía decir a los futuros doctores: “Notable, detestable”. “Y yo me estaba matando por un cinco”, comenta esta joven de Estella.
Pero no fueron ni la carga de trabajo ni la presión lo que hicieron que Marta renunciara a sus aspiraciones. Marta tenía una pasión: la escritura. “Yo quería ser médico sin dejar de escribir –cuenta-. Pero cuando gané el segundo premio del Concurso de Relato Corto de la Universidad de Navarra y el primer premio de Poesía Ciudad de Pamplona, lo interpreté como una señal para seguir por esa vía”.
“Hija, tú serás lo que tú quieras”, le contestó su madre cuando le comentó que quería dejar la carrera. Así, Marta prefirió quitarse la bata y dejar el bisturí para cambiarse a la pluma y hacer de ella su vida, tomándosela, como ella misma señala, “con más calma tras el torrente de estudio en Medicina”. “Aunque haya temporadas en las que te fríen a prácticas en Periodismo, lo que es normal debido al plan de estudios, ahora estoy feliz. Periodismo aquí es una carrera en la que tienes un gran espacio para la creatividad.
Además, los profesores son mucho más cercanos”, afirma Marta, muy contenta con el cambio, que le ha servido para valorar más aún lo que le gusta: “Cuando has conocido lo que no quieres y lo consigues, lo valoras el doble. Además, a veces el Periodismo cura más que la Medicina”.
Un perfil de letras
Como Marta, Soledad Maldonado estuvo durante un año en la Facultad de Ciencias antes de estudiar Filosofía y Periodismo. Al principio, Soledad quería ser médico, pero su nota de corte no era suficiente para ser admitida. “Me dijeron que si estudiaba un año en Biología y sacaba buenas notas, podría pasarme a Medicina”. Sin embargo, tras ese año, no se pasó a Medicina, sino todo lo contrario: empezó a darse cuenta de que ella era una estudiante de letras. “Durante el primer año le pregunté a mi padre si podía matricularme en Filosofía por la UNED, pero en realidad era un escudo, porque no me gustaba lo que estaba haciendo. Biología fue un desastre”, explica Soledad.
Soledad Maldonado se pasó de ciencias a letras.
Durante un tiempo, Soledad se calló. Pero cuando volvió a Madrid y se presentó en su casa con las notas delante de su madre, esta vio que algo no funcionaba bien porque “los resultados no eran normales”. “Al final le conté la verdad, que Biología no era lo mío”, señala esta estudiante madrileña. Y entonces vio la oportunidad perfecta: en Pamplona ofertaban la doble licenciatura en Filosofía y Periodismo.
Cuando Soledad decidió pasarse de ciencias a letras, no tuvo presión en casa, si bien a su padre le hacía “mucha ilusión” tener una hija científica. “La doble fue también un elemento para dejar tranquilo a mi padre, ya que a él le daba mucho miedo mi futuro profesional. Periodismo sujeta un poco la situación en el sentido de que me abre unas salidas que no me abre Filosofía”, explica Soledad.
Y esta madrileña no erró en su cambio. “La primera semana de clase de Filosofía me convenció”, recuerda. Al final, en su primer año cursando la ajetreada doble licenciatura aprobó todo, y cuando llegó a Madrid no paraba de hablarle a su familia de la filosofía antigua, algo que no había ocurrido con Biología. “Mis padres se dieron cuenta de que estaba muchísimo mejor”, afirma.
A pesar de estar en 4º de carrera y licenciarse en Filosofía dentro de cinco meses, Soledad se acuerda muy bien de lo que le dijo su profesora de Literatura cuando tenía que elegir su itinerario en Bachillerato: “No te vayas por ciencias, vete por letras que escribes muy bien”. Y el tiempo le ha dado la razón.
Un cambio claro en un tiempo récord
Mes y medio. Ese es el tiempo que duró Javier Muñoz en la Universidad Politécnica de Cataluña estudiando Ingeniería de la Energía. Y de ahí, a fcom. Ahora está en 1º de Publicidad y Relaciones Públicas, y cursa también el International Media Program (IMP). “Fue una locura. Al principio mis padres alucinaron. Aluciné hasta yo”, cuenta Javier, que muy pronto se dio cuenta de que no se veía como ingeniero.
Javier Muñoz estudia 1º de Publicidad y RR.PP. y también el IMP
“Entré ahí porque era lo que todo el mundo esperaba de mí. Pero la carrera no me llenaba. Yo tenía otras curiosidades, me interesaban otras cosas”, señala Javier al recordar por qué decidió dejarlo todo, literalmente. Porque este chico de El Bruch, tras decir adiós a sus estudios en Barcelona, se fue a Santa Bárbara, en California, donde además de disfrutar del Sol, pudo mejorar su nivel de inglés para así poder entrar en el IMP.
Javier tenía claro que lo suyo era la comunicación, desde hace bastante, aunque se haya dado cuenta ahora. De hecho, durante la ESO escribió muchos relatos. “En Cataluña, en Bachillerato, hacemos un trabajo final, el Treball de Recerca, y ahí escribí un libro”. Y desde octubre de 2011 tiene un blog.
Respecto a la difícil situación laboral que atraviesa ahora el mundo de la comunicación, Javier lo tiene muy claro: “Para mí Ingeniería era una carrera sin alma. Aunque tenga muchas más salidas, creo que si haces algo que te gusta te esfuerzas mucho más”.
De los números a las personas
Tras acabar el primer ciclo de Administración de Empresas en Pamplona, Eduardo Moreno decidió pasarse al mundo de la comunicación. De esta manera, como Marta Vidán, empezó Periodismo el curso 2009-2010. Sin embargo, dos años antes, este zaragozano se matriculó en una carrera de la facultad de Económicas y Empresariales en el campus de Pamplona. “Empecé ADE confundido. Yo pensaba que me iba a meter en el mundo de las empresas de comunicación, hablando con clientes, gestores… Pero descubrí que todo eran números”, comenta Eduardo, que prefería “trabajar de tú a tú y no tanto en un despacho con un ordenador”.
El zaragozano Eduardo Moreno, ¿futuro periodista económico?
Fue entonces cuando se dio cuenta de que no estaba disfrutando con lo que estudiaba. Su madre lo intuía y le animó a cambiarse. “Me dijo que tenía que pasármelo bien con la carrera que cursaba, siempre siendo responsable en el estudio”, señala este alumno de 3º de Periodismo.
“No me gusta arrepentirme de lo que he hecho o he dejado de hacer”, dice haciendo alusión a su caso. De hecho, su antigua carrera le ha servido para muchas de las asignaturas que está cursando ahora, como Economía o Fundamentos de Periodismo Económico. “Cuando leo un periódico y hay una noticia de economía, tengo más contexto”, explica.
En lo que se refiere a la reacción de su entorno más cercano, y a pesar de que algunos soltaran la palabra ‘fracaso’, Eduardo piensa que se equivocan: “Empecé una carrera, no era lo mío, pude cambiar, tuve los medios, y ahora estoy en Periodismo, con más madurez, vitalidad y ganas”.
Un caso parecido es el de Álvaro Antón, que en septiembre de 2009 entró a estudiar Administración y Dirección de Empresas en la Universidad de Navarra. Este curso, y sin dejar de estudiar ADE, ha comenzado también 1º de Comunicación Audiovisual.
Compatibilizar esta híbrida situación académica que no se ofrece en la universidad como un doble grado no resulta sencillo. No hay muchas asignaturas en común, y, de hecho, la única que le han podido convalidar es la de Antropología.
Álvaro Antón dejó la calculadora por fcomidillas.
Debido a la carga docente que supone conciliar dos planes de estudio distintos, Álvaro ha decidido no matricularse este año en ninguna asignatura de ADE. “Pero el siguiente curso sí, porque solo me quedan dos cursos de ADE.
La idea es terminarla en estos cuatro años que estoy en Comunicación Audiovisual”, comenta. Todo ello también ha llevado consigo un largo proceso burocrático: “Para que en ADE me dejaran hacer menos créditos de los normales, tuve que hacer bastantes instancias”.
Aunque Álvaro no haya prescindido de ADE, sí que ha tenido que renunciar a la parte bilingüe de la carrera en la que él estaba matriculado. De hecho, a finales de las vacaciones de verano, el 17 de agosto, se fue a Islandia para permanecer allí todo un semestre. “Pero solo estuve dos semanas y media. Me volví porque quería empezar ya Audiovisual”, cuenta. Aunque pueda parecer una “locura” y todo fuera “muy rápido”, este joven comunicador llevaba pensando hacer eso desde un tiempo atrás.
Ya dese el colegio le gustaba mucho el guión de cine. “Pensé en estudiar ADE y luego hacer un máster relacionado con el guión”, señala Álvaro, que no pudo esperar cuatro años. Sin embargo, él lo tiene muy claro: su prioridad ahora mismo está en la carrera de fcom. “No voy a dejar que ADE pise Audiovisual”.